La tecnología lo está transformando todo: desde la forma en que nos comunicamos hasta cómo vemos nuestros eventos deportivos favoritos. Cada vez más usuarios consumimos el contenido en línea, sobre todo las nuevas generaciones. Estudios recientes revelan que uno de cada cuatro usuarios de entre 28 y 36 años ve menos la televisión que los del mismo grupo de edad hace cinco años. Para los de entre 18 y 27 años, este porcentaje aumenta hasta un impresionante 40 %. Apple, Amazon, Netflix, Spotify… Es innegable que los servicios audiovisuales OTT son cada vez más populares. Netflix, por ejemplo, cuenta actualmente con más de 109 millones de suscriptores en todo el mundo, mientras que Spotify suma unos 50 millones de usuarios de pago, además de otros tantos millones más que utilizan el servicio de forma gratuita. El uso de varias pantallas también va en aumento, ya que más del 87 % de los espectadores utiliza ahora un dispositivo secundario con pantalla mientras consume contenido televisado.

Está claro que nos adentramos en una nueva y desconocida era a medida que consumimos contenido sobre la marcha y a través de una variedad de medios. Sin embargo, para poder adaptarse a este tipo de cambio de gran escala, los medios y las cadenas se enfrentan a un gran reto. Deben transformar radicalmente la forma en que producen y distribuyen el contenido. La solución más evidente sería utilizar la nube como herramienta clave para distribuir contenido de forma más eficaz y aumentar los índices de captación. Sin embargo, ¿por qué las empresas audiovisuales parecen ir tan rezagadas en la adopción de soluciones en la nube?

Por norma, las cadenas y las empresas de medios han funcionado de forma aislada y fragmentada. El flujo de trabajo se distribuye entre varios departamentos, con poca visibilidad entre ellos. Asimismo, los procesos de distribución de contenido suelen variar bastante, lo que dificulta una implantación integral. Para las empresas del sector audiovisual, la adopción de soluciones en la nube implica, a menudo, tener que volver a formar a los trabajadores y redefinir los flujos de trabajo desde cero. Por otro lado, la reticencia a migrar a la nube es otro reto habitual que las empresas de medios deben afrontar. Todas estas reservas son legítimas, pero la clave para migrar a la nube sería adoptar un enfoque gradual, acompañado por la formación apropiada e iniciativas de desarrollo del personal.

El proceso de migración a la nube puede resultar desalentador, ya que es posible que las cadenas tengan ideas preconcebidas sobre puntos débiles concretos, como los sistemas anticuados. Sin embargo, la mayoría de operaciones que se ejecutan en equipos heredados pueden migrarse a la nube, y con los conocimientos adecuados pueden gestionarse sin problemas.

Las organizaciones que ya han migrado con éxito todas o parte de sus operaciones a la nube estarán, en última instancia, satisfaciendo las necesidades de los usuarios de hoy. Las soluciones en la nube pueden ampliarse para adaptarlas a las necesidades de cualquier empresa, ya sea una pequeña organización independiente o una gran cadena. Desde la producción de películas independientes hasta la retransmisión en directo global de los eventos deportivos más vistos del mundo, la nube es fundamental para captar y retener usuarios ofreciéndoles contenido atractivo de forma rápida y a través de varias plataformas.

Para los medios y las cadenas, una de las principales ventajas de las tecnologías en la nube es el aumento de la eficiencia operativa. El contenido se carga en tiempo real de forma visible para quienquiera que lo necesite al instante. De esta forma, los múltiples procesos de edición y producción de contenido final son más rápidos y más colaborativos.

El acceso oportuno al contenido también se traduce en una mayor implicación del público. Cuanto más contenido esté disponible al momento en tantas plataformas como sea posible, mejor será la experiencia general del usuario. Todo el mundo espera disfrutar de una experiencia fluida, y la nube es la mejor solución para proporcionar este contenido a los consumidores de forma rápida y eficiente.

También se pueden obtener ingresos adicionales mediante la transferencia del contenido histórico (que suele estar en cintas y discos) a la nube para monetizarlo. Esto podría llegar a ser muy lucrativo para los medios y las cadenas si colaborasen con Netflix o Amazon Prime, dadas sus enormes bases de usuarios.

Las empresas de medios se encuentran en una encrucijada en la que deben adaptarse a un panorama mucho más competitivo, definido por los avances tecnológicos que han propiciado grandes cambios en los hábitos de consumo de los usuarios. Potenciar la creación y la distribución de contenido en la nube se ha convertido en algo esencial para las empresas del sector audiovisual que no quieren defraudar las expectativas de su público.